
Compartimos
con sus padres y toda su familia, el profundo dolor que en estos momentos tan
duros y difíciles están padeciendo, y a los que ofrecemos nuestro apoyo
incondicional.
Siguiendo
los pasos de su padre, ingresó como árbitro siendo un púber, pero el destino con
su implacable rigor, le ha mostrado a él la tarjeta roja de forma inexplicable
en el minuto 33 de juego, lleno de vida, de esperanza, de ilusiones.
Te
has ido del terreno de juego sin protestar, sin aspavientos, sin hacer ruido,
con la humildad que te caracterizaba, sin decir adiós a tus amigos, a tu
familia, a tu pequeña Nerea… pero allá donde estés serás feliz porque es
lo que te mereces.
Hasta
siempre amigo.
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